Terrarios y fluorescentes

Mientras una plaga de los mejorcitos corchos de canarias inunda PDH (Playa del hombre), yo sigo sin permitirme el lujo de pasarme por el campeonato, que a estas horas debe de estar ya acogiendo a su campeón/es/as. Y en vez de salir a la luz del sol, a echar el ojo a la playa y a sacar alguna foto de la final, me toca hacerme la comida y volver a arquitectura a estudiar hasta bien entrada la noche. 

Suerte que este año me acompaña Kevin y no tengo a nadie que me diga eso de que: ''¡Yuos tio! ¡El bañazo que había hoy mientras estabas estudiando! ¡Apenas 5 tíos en el agua! Nos cogimos todo lo que quisimos, y encima... blablabla''  Como lo odiaba...

Y acabamos esto ya con un regalito de Vero Mefle, la batera del grupo, que me sorprendió anoche con este loguito. ¡Gracias de nuevo Vero!

Yo vuelvo a la carga en ese gigante grupo de salas con forma de terrario, que me intentan hacer funcionar el cerebro, y que me dan más de una idea paranoica que espero recordar cuando acabe esta época para poder poner en práctica. 

Nota: Para la próxima entrada, algo de surf fresquito SÍ o sÍ, que parece que esta semana viene con fuerza del noreste.