Alcanza las estrellas.

A veces te hundes, caes en tu agujero de silencio, en tu avismo de cólera orgullosa, y apenas puedes volver a levantarte. Acabas destruyéndote cada vez un poco más, hasta que terminas por abandonarlo todo. Toda aquella esperanza por escalar y salir de la fosa en la que te encuentras atrapado, se destroza en un instante; en un espacio de tiempo tan insignificante que apenas representa nada.

Trata de alcanzar las estrellas, pero no te equivoques en la forma de hacerlo. Intenta llegar a lo más alto, pero no pierdas de vista la caída. Hazlo bien, porque si no es así, ni siqueira vale la pena probar suerte. No conviene perder lo poco que se consigue por, simplemente, ser imbécil.


Eso de que el tren no pasa dos veces, suele ser verdad.

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